En la vida, todos enfrentamos momentos cruciales en los que debemos decidir si seguir el camino seguro o arriesgarnos a construir algo propio. Emigrar a Bulgaria fue uno de esos momentos para mí. Como cubana, llegar a un país desconocido con una cultura y un idioma distintos fue un reto enorme, pero también fue una oportunidad para crecer. Lo que comenzó como una búsqueda de mejores oportunidades pronto me llevó a algo más grande: crear mi propia Start-Up y tomar el control de mi destino profesional.
El Momento en que Decidí Emprender
Mi llegada a Bulgaria no fue sencilla. Al principio, enfrenté muchas limitaciones: desde las restricciones laborales de mi visado hasta el idioma local. Para trabajar, me vi adaptando mis horarios al de América Latina, lo que impactó negativamente mi salud. Enfrenté largas noches de trabajo y una rutina agotadora. Y aunque lograba cubrir mis necesidades, entendí que trabajar para el sueño de otros me estaba quitando energía y salud. Fue entonces cuando decidí emprender.
No fue una decisión libre de miedos; como cualquier emprendedor, las dudas y el síndrome del impostor eran compañeros constantes. Pensamientos como “¿Podré conseguir clientes?”, “¿Estoy realmente lista para esto?” o “¿Y si fracaso?” me rondaban día y noche. Pero llegué a una conclusión: si no daba el paso en ese momento, seguiría atrapada en un trabajo que no me permitía avanzar. Decidí arriesgarme y transformar esos miedos en impulso para crear mi propio negocio.
Superando los Obstáculos y Limitaciones
Una vez que tomé la decisión, la realidad no tardó en ponerme a prueba. La barrera del idioma era un desafío enorme, así como las limitaciones de mi visado en Bulgaria. Enfrenté muchas dificultades al intentar expandir mi negocio en el mercado local y tuve que contratar a personas para traducir. Esto consumía tiempo y recursos, así que decidí redirigir mi enfoque hacia el mercado latino y anglosajón.
Esta experiencia me enseñó una lección valiosa: los límites son muchas veces mentales. Si bien las dificultades existen, nuestra perspectiva y voluntad de adaptación son lo que realmente marcan la diferencia. En lugar de ver los obstáculos como barreras insuperables, elegí verlos como oportunidades para aprender y encontrar soluciones creativas.
Lecciones para los Emprendedores
- Acepta que los miedos son normales: Todos sentimos dudas al intentar algo nuevo. Lo importante es no permitir que esos temores nos paralicen. El miedo es una señal de que estamos saliendo de nuestra zona de confort y creciendo.
- Transforma los obstáculos en oportunidades: Cuando los retos parecen demasiado grandes, busca una nueva perspectiva. En mi caso, redirigí mi startup hacia otros mercados, aprovechando mis conexiones y experiencia en el ámbito latino y anglosajón.
- Haz de los pequeños pasos un hábito: Dividir el objetivo en tareas pequeñas y constantes hace que el progreso sea alcanzable y menos intimidante. Cada acción que realices, por pequeña que parezca, te acercará un poco más a tu meta.
Inspiración para Seguir Adelante
Este proceso me enseñó que el verdadero cambio ocurre cuando dejamos de lado las excusas y empezamos a actuar, incluso si el camino parece incierto. Si yo, como migrante cubana, pude tomar este riesgo, cualquier persona puede hacerlo, sin importar sus circunstancias. La vida siempre nos pondrá pruebas, pero cada obstáculo es también una oportunidad para crecer y acercarnos a nuestros sueños.
Así que te pregunto: ¿Tienes un sueño que te impulsa a seguir adelante? La clave para avanzar no está en esperar el momento perfecto, sino en construirlo, paso a paso.
¡Te animo a tomar el riesgo y dar ese primer paso hacia tus metas!
Aquí comienzo contando mis inicios:
¡Te animo a tomar el riesgo y dar ese primer paso hacia tus metas!
